El aterrador silencio
Ayer me metí en su página, después de leer un artículo en el Magazine de El Mundo sobre él. Me impactó lo que leí, pero ha sido hoy cuando me ha empezado a remover todas mis entrañas; me ha parecido que Jesús lo hubiera escrito expresamente para uno.
Y es algo que vale para todos los aspectos de la vida, para todas las situaciones que se nos van planteando... Pero enfrente tenemos el miedo, y a menudo su oscuridad es tan profunda que no vemos la pequeña salida del túnel que hay más allá de toda la negrura...
"miércoles 26 de julio de 2006
Artículo en El Mundo
El pasado viernes por la tarde después de un día lleno de reuniones salía al fuerte calor de la via Spadari en Milán para ir al aeropuerto cuando me sonó el móvil. Era desde Madrid mi hermano Fernando, responsable de comunicación de idealista.com, para decirme que un periodista de El Mundo había llamado. Estaban preparando una lista con los 25 gays en España en posiciones de responsabilidad y querían saber si podían incluir mi nombre en la lista.
Salí del armario a mis amigos y mi familia hace 10 años, con 25, en una época en la que no había gays en la tele ni gente conocida en posiciones de responsabilidad fuera del armario. Entonces lo hice por coherencia y responsabilidad. Uno no puede pasar la vida ocultándose.
Desde entonces he intentado, como todo el mundo, vivir mi vida con dignidad y transparencia, sin engañar a nadie. Pero no es fácil. Nunca se acaba de salir del armario. La vida está llena de armarios, uno detrás del otro. Aún siento una extraña incomodidad cada vez que tengo que contestar el comentario homófobo de un taxista, o decir que un chiste no tiene gracia.
Muchas veces lo fácil es ignorarlo, mirar para otro lado, negarse a salir en un periódico. La cabeza enseguida genera mil excusas ¿Para qué meterme en problemas? ¿Por qué "significarse"? ¿Cuál podría ser la repercusión para idealista.com? y sobre todo ¿Por qué hacer daño a mi madre, que preferiría que no dijese nada?
Pero el silencio es la peor forma de exclusión. Cuando nadie sale del armario resulta que los gays no existimos. La invisibilidad es una forma de colaboración con el odio. La visibilidad es la mejor herramienta que existe para superar la ignorancia, la homofobia y el desprecio. A pesar de que a ninguno nos apetece que nuestra vida privada sea pública, acepté salir en el artículo de El Mundo, no porque sea influyente (que no lo soy), ni porque me apetezca salir en un periódico (que no me apetece) sino porque la visibilidad me hace más libre y más humano. Ojalá cuando yo tenía 15 años hubiese podido leer un artículo como el que salió el domingo en El Mundo.
A los 25 años leí un discurso que me hizo consciente de la necesidad de tomar riesgos personales para cambiar nuestra sociedad, La Carta desde la Prisión de Birmingham de Martin Luther King:
<<...Tendremos que arrepentirnos en esta generación no meramente por las acciones y palabras de odio de la mala gente sino por el aterrador silencio de la gente de bien. El progreso de la humanidad no viene inevitable por caminos marcados, es el resultado del trabajo incansable de los hombres... La pregunta no es ser o no ser extremista, sino qué tipo de extremista quieres ser. ¿Quieres ser extremista del odio o extremista del amor? ¿Quieres ser extremista del mantenimiento de la injusticia o de la extensión de la justicia?...>>
Aquí se puede ver el citado artículo de El Mundo del domingo 23 de julio: http://jencinar.typepad.com/archivos/ElMundo230706JE.pdf
Aquí el post en su lugar original:
http://www.jesusencinar.com/2006/07/artculo_en_el_m.html
Esta es la página de Jesús Encinar:
http://www.jesusencinar.com/
Hoy, mientras pensaba en la idoneidad de colocar este post que no es mío, me han venido a la mente unas palabras del poeta y periodista argelino Tahar Djaout, asesinado en su país en 1993:
"El silencio es muerte.
Y si callas mueres.
Y si hablas mueres.
Entonces habla y muere."
Sobra el silencio. Me faltan las palabras. Y la valentía.
Y es algo que vale para todos los aspectos de la vida, para todas las situaciones que se nos van planteando... Pero enfrente tenemos el miedo, y a menudo su oscuridad es tan profunda que no vemos la pequeña salida del túnel que hay más allá de toda la negrura...
"miércoles 26 de julio de 2006
Artículo en El Mundo
El pasado viernes por la tarde después de un día lleno de reuniones salía al fuerte calor de la via Spadari en Milán para ir al aeropuerto cuando me sonó el móvil. Era desde Madrid mi hermano Fernando, responsable de comunicación de idealista.com, para decirme que un periodista de El Mundo había llamado. Estaban preparando una lista con los 25 gays en España en posiciones de responsabilidad y querían saber si podían incluir mi nombre en la lista.
Salí del armario a mis amigos y mi familia hace 10 años, con 25, en una época en la que no había gays en la tele ni gente conocida en posiciones de responsabilidad fuera del armario. Entonces lo hice por coherencia y responsabilidad. Uno no puede pasar la vida ocultándose.
Desde entonces he intentado, como todo el mundo, vivir mi vida con dignidad y transparencia, sin engañar a nadie. Pero no es fácil. Nunca se acaba de salir del armario. La vida está llena de armarios, uno detrás del otro. Aún siento una extraña incomodidad cada vez que tengo que contestar el comentario homófobo de un taxista, o decir que un chiste no tiene gracia.
Muchas veces lo fácil es ignorarlo, mirar para otro lado, negarse a salir en un periódico. La cabeza enseguida genera mil excusas ¿Para qué meterme en problemas? ¿Por qué "significarse"? ¿Cuál podría ser la repercusión para idealista.com? y sobre todo ¿Por qué hacer daño a mi madre, que preferiría que no dijese nada?
Pero el silencio es la peor forma de exclusión. Cuando nadie sale del armario resulta que los gays no existimos. La invisibilidad es una forma de colaboración con el odio. La visibilidad es la mejor herramienta que existe para superar la ignorancia, la homofobia y el desprecio. A pesar de que a ninguno nos apetece que nuestra vida privada sea pública, acepté salir en el artículo de El Mundo, no porque sea influyente (que no lo soy), ni porque me apetezca salir en un periódico (que no me apetece) sino porque la visibilidad me hace más libre y más humano. Ojalá cuando yo tenía 15 años hubiese podido leer un artículo como el que salió el domingo en El Mundo.
A los 25 años leí un discurso que me hizo consciente de la necesidad de tomar riesgos personales para cambiar nuestra sociedad, La Carta desde la Prisión de Birmingham de Martin Luther King:
<<...Tendremos que arrepentirnos en esta generación no meramente por las acciones y palabras de odio de la mala gente sino por el aterrador silencio de la gente de bien. El progreso de la humanidad no viene inevitable por caminos marcados, es el resultado del trabajo incansable de los hombres... La pregunta no es ser o no ser extremista, sino qué tipo de extremista quieres ser. ¿Quieres ser extremista del odio o extremista del amor? ¿Quieres ser extremista del mantenimiento de la injusticia o de la extensión de la justicia?...>>
Aquí se puede ver el citado artículo de El Mundo del domingo 23 de julio: http://jencinar.typepad.com/archivos/ElMundo230706JE.pdf
Aquí el post en su lugar original:
http://www.jesusencinar.com/2006/07/artculo_en_el_m.html
Esta es la página de Jesús Encinar:
http://www.jesusencinar.com/
Hoy, mientras pensaba en la idoneidad de colocar este post que no es mío, me han venido a la mente unas palabras del poeta y periodista argelino Tahar Djaout, asesinado en su país en 1993:
"El silencio es muerte.
Y si callas mueres.
Y si hablas mueres.
Entonces habla y muere."
Sobra el silencio. Me faltan las palabras. Y la valentía.
2 Comments:
El silencio nutre. Alimenta la semilla y hace crecer la música. Acompaña al escriba y a la muchacha que espera sentada a la entrada de un laberinto, seca el dolor y apaga el llanto.
En silencio se abren las puertas, las ventanas, las vitrinas y los armarios. Solo en silencio se derriban los obstáculos y retornan los cauces secos del agua que una vez pasó, solo en silencio escuchamos el latido del corazón y el paso de la sangre por las venas. Solo en silencio podemos salir del laberinto, seguir el hilo y romper las puertas que no dejan pasar la luz.
Y ya, una vez crecidos, dolidos, renacidos, reconocidos, comienzan las palabras. Se convierten en el hilo, en el camino, en la razón.
Y llegamos a la entrada de la cueva, donde una muchacha sentada espera, sujetando el otro extremo del cabo de lino hilado. Y sonríe.
Cuando llegará el momento en el que los armarios solo sirvan para guardar ropa.Cuando será el momento que muchos para vivir con dignidad y responsabilidad no se tengan que exigir un plus.
Efectivamente, todavía somos unos incultos y atravesados.
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