03 enero 2009

(Ahora que acaba de empezar el año, y al menos una vez, estará bien que vuelva y saque un poco el polvo y las telarañas...

Afortunadamente, sólo hay que dar una vuelta por otros blogs para "tranquilizarse" (si se me puede permitir que hable en estos términos) que otros también, en determinado momento, echen el cierre, y la cabeza y el corazón se vayan a otros territorios.

Y afortunadamente, (vuelvo a incidir que al menos en mi caso), crear un blog no es tener un hijo, pues si no éste...)



Sigur Rós, o la belleza del "menos es más".

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13 diciembre 2006

La poesía es algo que anda por la calle


(Felipe Morales)

En la calle, la lluvia, y el cristal, en la ventana. Mañana de abril. Sol y barro. Federico García Lorca se asoma a un paisaje de chimeneas muertas y de nubes paralizadas. Es un cuarto piso de la calle de Alcalá, donde no llegan los gritos de vendedores ni la emoción de las aventuras.
-Federico, ¿qué es la poesía?
(La habitación es pequeña. En un rincón se muere sin remedio una maceta de flores rojas.)
-La poesía es algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas. Se pasa junto a un hombre, se mira a una mujer, se adivina la marcha oblicua de un perro, y en cada uno de estos objetos humanos está la poesía.
(El poeta se ha metido más dentro de sí mismo. Sus ojos, vistos por mí en el espejo de la pared de enfrente, miran sin mirada.)
-Por eso yo no concibo la poesía como abstracción, sino como cosa real existente, que ha pasado junto a mí. Todas las personas de mis poemas han sido. Lo principal es dar con la nave de la poesía. Cuando más tranquilo se está, entonces, izas!, se abre la llave, y el poema acude con su forma brillante. No se puede hablar de si el hombre es un objeto más sugeridor que la mujer. Con ello respondo a tu pregunta. No, no se puede hablar.
-Naturalmente que en la poesía vive un problema sexual, si el poema es de amor, o un problema cósmico, si el poema busca la batalla con los abismos. La poesía no tiene límites. Nos puede esperar sentada en el quicio de la puerta en las madrugadas frías, cuando se vuelve con los pies cansados y el cuello del abrigo subido. Puede estar esperándonos en el agua de una fuente, subida en la flor de un olivo, puesta a secar en la tela blanca de una azotea. Lo que no puede hacerse es proponerse una poesía con la rigurosidad matemática del que va a comprar litro y medio de aceite.(Federico García Lorca tiene el rostro sombreado de una tristeza de la que él mismo no se ha dado cuenta. En sus poemas pueden reír el alhelí y la albahaca; pero de su frente ancha se deducen canciones de patios angostos, llenos de ventanas pequeñas. Es el poeta de una tribu, porque jamás podrá ser el poeta de una raza. Canta a Preciosa y al aire, al carabinero valiente, a “la sangre que gime muda canción de serpiente”; pero si dice del inglés, lo pone borracho, y si alude a la Benemérita, le pone de plomo la calavera.)
-Mi primera poesía fue la cosa menos andaluza que se puede esperar de un andaluz. Fue el producto de mis escritos en prosa. Mi primer libro —todo el mundo lo sabe— fue un libro en prosa. Y cuando me decidí a hacer el verso, obedeciendo a unas órdenes categóricas del espíritu, abandoné el propósito del tema andaluz y canté “Las cigüeñas de Ávila”. Esto puede estar razonado por el hecho de que durante mis ausencias de España, cuando me separa de ella el mar y la tierra, yo concreto mi nostalgia no en mi tierra de Granada, no en la extensión de los olivares, sino en una mañana de marzo profunda al pie de las murallas profundas de Ávila. Cuando miro a España desde lejos. España en Castilla es el silencio de la plaza sola y abandonada, de la viejuca que cruza para el rosario.
-¿Y el teatro?
(García Lorca en pie, García Lorca de arriba abajo, García Lorca íntegro.)
-El teatro fue siempre mi vocación. He dado al teatro muchas horas de mi vida. Tengo un concepto del teatro en cierta forma personal y resistente. El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vea los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus traiciones, que se aprecien sus olores y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor o de ascos. Lo que no puede continuar es la supervivencia de los personajes dramáticos que hoy suben a los escenarios llevados de las manos de sus autores. Son personajes huecos, vacíos totalmente, a los que solo es posible ver a través del chaleco un reloj parado, un hueso falso o una caca de gato de esas que hay en los desvanes. Hoy en España, la generalidad de los autores y de los actores ocupan una zona apenas intermedia. Se escribe en el teatro para el piso principal y se quedan sin satisfacer la parte de butacas y los pisos del paraíso. Escribir para el piso principal es lo más triste del mundo. El público que va a ver cosas queda defraudado. Y el público virgen, el público ingenuo, que es el pueblo, no comprende cómo se le habla de problemas despreciados por él en los patios de vecindad. En parte tienen la culpa los actores. No es que sean malas personas, pero... “Oiga, Fulanito —aquí un nombre de autor—, quiero que me haga usted una comedia en la que yo... haga de yo. Sí, sí; yo quiero hacer esto y lo otro. Quiero estrenar un traje de primavera. Me gusta tener veintitrés años. No lo olvide”. Y así no se puede hacer teatro. Así lo que se hace es perpetuar una dama joven a través de los tiempos y un galán a despecho de la arterosclerosis.
-¿Y tu teatro?
-Yo en el teatro he seguido una trayectoria definida. Mis primeras comedias son irrepresentables. Ahora creo que una de ellas, Así que pasen cinco años, va a ser representada por el Club Anfistora. En estas comedias imposibles está mi verdadero propósito. Pero para demostrar una personalidad y tener derecho al respeto he dado otras cosas. Escribo cuando me place. No soy de los autores al uso que siguen la teoría de una obrita todos los años. Mi última comedia, Doña Rosita, o el lenguaje de las flores, la concebí en el año mil novecientos veinticuatro. Mi amigo Moreno Villa me dijo: “Te voy a contar la historia bonita de la vida de una flor: La rosa mutabile, de un libro de rosas del siglo dieciocho”. Venga. “Había una vez una rosa...” Y cuando acabó el cuento maravilloso de la rosa, yo tenía hecha mi comedia. Se me apareció terminada, única, imposible de reformar. Y sin embargo, no la he escrito hasta mil novecientos treinta y seis. Han sido los años los que han bordado las escenas y han puesto versos a la historia de la flor.
(Federico García Lorca dice que Córdoba y Granada y la feria de Sevilla. Lo dice constantemente con su acento ceceante.)
-Ahora estoy trabajando en una nueva comedia. Ya no será como las anteriores. Ahora es una obra en la que no puedo escribir nada, ni una línea, porque se han desatado Y andan por los aires la verdad y la mentira, el hambre y la poesía. Se me han escapado de las páginas. La verdad de la comedia es un problema religioso y económico-social. El mundo está detenido ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico, el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río: Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio al aire con sus bostezos. Y el rico dice: “¡Oh, qué barca más linda se ve por el agua! Mire, mire usted, el lirio que florece en la orilla”. Y el pobre reza: “Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre”. Natural. El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que jamás conoció la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la Gran Revolución. ¿Verdad que te estoy hablando en socialista puro?
-Y ahora, a México.
-Espero un cable de Margarita Xirgu. Será en este mes. Pienso marchar directamente a Nueva York, donde ya estuve viviendo un año. En Nueva York quiero saludar a antiguos amigos, que son yanquis amigos de España. Nueva York es terrible. Algo monstruoso. A mí me gusta andar por las calles, perdido; pero reconozco que Nueva York es la gran mentira del mundo. Nueva York es el Senegal con máquinas. Los ingleses han llevado allí una civilización sin raíces. Han levantado casas y casas; pero no han ahondado en la tierra. Se vive para arriba, para arriba. Pero así como en la América de abajo nosotros dejamos a Cervantes, los ingleses en la América de arriba no han dejado su Shakespeare.
(Hay una pausa.)
-Desde Nueva York voy directamente a México. Cinco días de tren. ¡Qué felicidad! En el tren veo cambiar las cosas, sucederse los paisajes y las vacas tristes. Pero nadie me habla. Tú te habrás fijado que en el tren no cabe el diálogo. Te preguntan algo, y tú dices: “¡Hum!”, con la cabeza, y ya está. Lo contrario que en el barco, donde siempre te encuentras acodadas en la borda a todas las personas que te son antipáticas. En México presentaré mis estrenos y daré una conferencia sobre Quevedo.
¡Ah! ¡Qué gran injusticia se ha cometido con Quevedo! Es el poeta más interesante de España. Mi amistad con Quevedo data de pocos años. Fue un acercamiento melancólico. En un viaje por la Mancha, me detuve en el pueblo de Infantes. La plaza del pueblo, desierta. La Torre de Juan Abad. Y muy cerca, la iglesia oscura, con carátulas de los Austrias. En la iglesia sin luz se oían los aullidos de una niña del pueblo que cantaba a los dioses. Entré sobrecogido. Y allí estaba Quevedo, solo, enterrado, perpetuando la injusticia de su muerte. Me parecía que acababa de asistir a su entierro. Sí; yo le había acompañado en una comitiva de golillas y golfainas. Hablaré en México de Quevedo, porque Queyedo es España.
Como final, el poeta nos habla de su obra, de su próxima producción.
-Tengo cuatro libros escritos que van a ser publicados: Nueva York, Sonetos, la comedia sin título y otro. El libro de Sonetos significa la vuelta a las formas de la preceptiva después del amplio y soleado paseo por la libertad de metro y rima. En España, el grupo de poetas jóvenes emprende hoy esta cruzada.
(Todo esto nos decía García Lorca asomado a su ventana. En la calle, sucia por el agua y peinada por el viento, unos hombres pasan, acompañados por el misterio de sus propias poesías.)

1936

03 diciembre 2006

Buen tiempo para un ataque aéreo



Sigur Rós - Viðrar vel til loftárása

01 diciembre 2006

Islas y paraísos





“¿Qué significa esta guerra en el corazón de la naturaleza?
¿Por qué la naturaleza compite contra sí misma, como la tierra hace con el mar?
¿Hay alguna fuerza vengadora en la naturaleza, o no sólo una, si no dos?

(…)

Recuerdo a mi madre cuando estaba a punto de morir. Había encogido y su piel se había vuelto gris. Le pregunté si tenía miedo, y me dijo “no” con la cabeza. Me dio miedo la forma en que llegó su muerte. No vi belleza ni esperanza cuando ella se reunió con Dios. La gente suele hablar de la inmortalidad, pero yo no la vi.
Me preguntaba cómo sería mi muerte, qué se debe sentir al comprender que ése será tu último aliento. Espero saber afrontarlo del mismo modo que ella, con la misma serenidad, porque ése es el secreto, ahí se encuentra la inmortalidad.

(…)

Sé que soportaré cualquier castigo, soy más hombre que usted.
En este mundo, un hombre, en sí, no es nada, y no hay más mundos, sólo éste…
Se equivoca, Primero, yo he visto otro mundo, aunque a veces creo que lo imaginé.

(…)

¿Quién eres tú que adoptas tan diferentes formas?
De tu muerte nadie escapa. Pero también eres la fuente de todo lo que ha de nacer.
Eres gloria… misericordia… paz… verdad…
Aportas calma al espíritu… comprensión… valor… y colmas los corazones.

(…)

Tal vez los hombres posean una misma alma de la que formamos parte.
Todos los rostros son el mismo hombre, un único ser…
Todo el mundo busca su salvación por sí mismo, como un ascua, separada de la hoguera…

(…)

Esta terrible crueldad, ¿de dónde sale? ¿Cómo ha arraigado en el mundo? ¿De qué semilla, de qué raíz ha brotado?
¿Y de quién es obra?
¿Quién nos mata?
Nos arrebata la vida y la luz. Se burla de nosotros mostrándonos lo que podríamos haber conocido.

¿Acaso nuestra destrucción beneficia a la tierra?
¿Ayuda a que crezca la hierba o a que luzca el sol?
También en ti hay esta oscuridad, has vivido esta negra noche.

(…)

Todo es mentira. Todo lo que sentimos, lo que vemos. ¡Cuántas mentiras escupen! Cambian constantemente uno detrás de otro. Esto es un ataúd, un ataúd móvil. Nos quieren muertos o viviendo su mentira. Lo único que puede hacer aquí un hombre es encontrar algo que sea suyo, crear una isla para él sólo.

Si no llego a conocerte en esta vida, déjame sentir tu presencia. Una mirada de tus ojos y mi vida será tuya…

(…)

¿Todavía crees que hay algo bueno en la gente, verdad? ¿Cómo lo consigues? Para mí eres un mago.
Aún veo un destello en su interior.

(…)

Un hombre contempla un ave moribunda y piensa que sólo existe el dolor, que la muerte tiene la última palabra, y se ríe de ella. Otro hombre ve la misma ave y siente la gloria, le recorre una sensación de bienestar.

(…)

¿Dónde está ahora tu desvelo?

(…)

Bueno, eso nunca lo sabremos. Nuestro mundo se hace pedazos más rápido de lo que podíamos imaginar, y la gente en tu situación se limita a cerrar los ojos para que nada les afecte, sólo piensan en ellos. Tal vez sea tu mejor amigo, y aún no lo sabes.
Ése te odia a muerte.
No, no creo que me odie, porque yo no le odio…

(…)

¿Por qué iba a tener miedo a la muerte? Te pertenezco a ti. Si caigo yo primero, te esperaré allí, al otro lado de las oscuras aguas. Te necesito ahora.

(…)

¿Dónde estuvimos juntos? ¿Quién eres tú que estuviste a mi lado? ¿Quién caminó conmigo? El hermano, el amigo.

La oscuridad tras la luz, el conflicto tras el amor, son el producto de una sola mente o las facciones de un mismo rostro…

¡Oh, alma mía, déjame entrar en ti! Mira a través de mis ojos, contempla las cosas que creaste…

Mira cómo brillan…"


(voz en off, fragmentos de los diálogos e imágenes de “La Delgada Línea Roja”, de Terrence Malick)

09 noviembre 2006

Las dos ciudades





La vida me tomó en sus alas y me condujo a la cumbre del Monte de la Juventud. Después me señaló a su espalda y me invitó a que mirase hacia allá. Ante mis ojos se extendía una ciudad extraña, de la cual emergía una humareda oscura de múltiples matices, que se movían lentamente como fantasmas. Una tenue nube ocultaba casi completamente la ciudad de mi vista.
Tras un momento de silencio, exclamé:
-¿Qué es lo que estoy viendo, Vida?
Y la Vida me contestó:
—Es la Ciudad del Pasado. Mira y reflexiona.
Contemplé aquel escenario maravilloso y distinguí numerosos objetos y perspectivas: atrios erigidos para la acción, que se erguían como gigantes bajo las alas del Sueño; templos del Habla, en torno a los cuales rondaban espíritus que lloraban desesperados o entonaban cánticos de esperanzas. Vi iglesias construidas por la fe y destruidas por la Duda. Divisé minaretes del Pensamiento, cuyas espiras emergían como brazos levantados de mendigos; vi avenidas de Deseo que se prolongaban como río a lo largo de los valles; almacenes de secretos custodiados por centinelas de la Ocultación, y saqueados por ladrones de la Revelación; torres poderosas erigidas por el Valor y demolidas por el Miedo; santuarios de Sueños embellecidos por el Letargo y destruidos por la Vigilia; débiles cabañas habitadas por la Fragilidad; mezquitas de Soledad y Abnegación; instituciones de enseñanza iluminadas por la Inteligencia y oscurecidas por la Ignorancia; tabernas del Amor, en que se emborrachaban. los enamorados, y el Despojo se mofaba de ellos; teatros en cuyos tablados la Vida desarrollaba su comedia, y la Muerte ponía el colofón a las tragedias de la Vida.
Tal es la llamada Ciudad del pasado —aparentemente muy lejos, pero en realidad, muy cerca— visible apenas a través de los crespones tenebrosos de las nubes.
Entonces la Vida me hizo una señal, mientras me decía:
—Sígueme. Nos hemos detenido demasiado aquí
Y yo le contesté:
—¿A dónde vamos, Vida?
Y la Vida me dijo:
—Vamos a la Ciudad del Futuro.
Y yo repuse:
—Ten piedad de mí, Vida. Estoy cansado, tengo los pies doloridos y la fuerza me abandona.
Pero la Vida insistió:
—Adelante, amigo mío. Detenerse es cobardía. Quedarse para siempre contemplando la Ciudad del Pasado es Locura. Mira, la Ciudad del Futuro está ya a la vista... invitándonos.
Gibrán Jalil Gibrán (Líbano, 1883-1931)

20 octubre 2006

Teseo y Arianna en la habitación del hijo





"La habitación del hijo", La stanza del figlio. Italia, 2001.
Género: drama. Duración: 98 minutos. Director: Nanni Moretti
Con: Nanni Moretti (Giovanni), Laura Morante (Paola), Jasmine Trinca (Irene), Giuseppe Sanfelice (Andrea).
"La habitación del hijo afronta una durísima realidad, la muerte de un hijo. (...) La historia recorre cuatro momentos. Comienza mostrando la vida apacible de una familia de clase media con dos hijos adolescentes. Presenta la tragedia de la muerte del hijo, Andrea. Despliega el laberinto en el que se ve envuelta la familia que vertiginosamente se desmorona. Finalmente desarrolla la aparición de una misteriosa carta, enviada por una chica de nombre Arianna.
El ángulo desde donde se mira y vive el problema es el del padre, Giovanni. Hombre aplomado, psicoanalista de profesión, acostumbrado a dramas reales e inventados, a mantener distancia de los problemas, se ve hundido en el peor de los dramas. Lo azota la culpa ("si hubiera estado en aquel momento con mi hijo, no hubiera muerto..."); incluso cuestiona y abandona el ejercicio de su profesión.
En Giovanni se agolpan las diversas explicaciones de lo que pasó, ese maldito por qué que taladra la vida. La formación e indiferencia profesional no le resultan. Callejón sin salida. Menos aún la "fatalidad" cristiana, propuesta por las palabras del sacerdote en la misa en sufragio por el hijo. ¿Qué significa: "Si supiera el amo a qué hora llegará el ladrón"? No tiene respuesta.
En el orden de los por qué no hay escapatoria sino hundimiento. La salida provendrá de una misteriosa carta, y de su misterioso remitente, Arianna. Aquí el film tiene como clara referencia el conocido mito de Teseo y Arianna. El héroe griego logró vencer al Minotauro y escapar del laberinto cretense, gracias al hilo de oro que Arianna le da, a sugerencia de Dédalo. Atando un extremo del hilo a la entrada del laberinto y llevando en la mano el ovillo, pudo salir ileso. Giovanni (y su familia) representan a Teseo. La carta de Arianna es el hilo salvador, que les permitirá vencer al Minotauro y escapar del laberinto. La carta-hilo de Arianna opera como una cuerda que también ata al pasado. Andrea no está del todo muerto si pervive en el recuerdo de la joven. A ello se aferra la madre, Paola. El intento por conocer a Arianna y su imprevista visita apuran el desenlace.
Acompañar hasta la frontera a la muchacha, sugiere la despedida, el afrontar lo que sucede. En aquellos momentos los protagonistas logran reír. Han escapado del laberinto.
Otro simbolismo refuerza la idea del viaje o de la travesía: el río. A su vera practican footing padre e hijo, en el río fallece Andrea. Moretti hace sonar dos veces la canción By this river de Brian Eno. "Aquí estamos hipnotizados por el río, tú y yo", suena la canción, "esperando aquí, recordando por qué vinimos aquí". Cruzar el río, tan familiar y tan extraño a la vez, es la invitación que resuena, escuchando y respondiendo sus llamados.El tono del film es desgarrador pero sin sentimentalismos ni golpes bajos. Es crudo pero esperanzador.
La altura narrativa de la tragedia, como la visión madura que subyace, permiten asomarnos al misterio humano, donde "nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir" (Manrique). Cruzar a la otra orilla. Eso es la muerte y la vida."

Alejandro Ferrari http://www.chasque.net/umbrales/rev128/32.htm

"Here we are stuck by this river
You and I underneath a sky
Thats ever falling down down down
Ever falling down

Through the day as if on an ocean
Waiting here always failing to remember
Why we came came came
I wonder why we came

You talk to me as if from a distance
And I reply with impressions chosen
From another time time time
From another time. "
(Aquí estamos hipnotizados por el río,
tú y yo bajo un cielo
que no cesa de caer... caer... que no cesa de caer...

Por el mar ancho del día, esperando aquí, recordando
por qué vinimos... vinimos... me pregunto por qué vinimos...

Me hablas desde la distancia y yo te doy mis impresiones escogidas
tiempo atrás... atrás... mucho tiempo atrás.)

19 octubre 2006

Diez fragmentos de belleza





(Por Mario Satz.)
El Rabí Eliezer de Salónica envió a sus discípulos al mar diciéndoles:
- Traedme un fragmento de belleza, alguna joya creada por el Único sin manos ni visible artesanía. Traedme alguna obra natural que dé cuenta de cuán sobrenatural es -después de todo- este mundo.
Los diez discípulos se alejaron hacia la costa, en esa tarde del verano cuyo cielo estaba tan surcado de vencejos que hasta el aire, celeste, chillaba de gozo entre las alas. Más allá del puerto había poca gente, excepto dos o tres pescadores arreglando sus redes. La superficie del agua estaba quieta, como en trance.
Rabí Alexis Moshé regresó con un trozo de esponja;
Rabí Naftali Pidión, con una rama de coral rojo.
El ciego Abraham Herrera Sofer, que fue en compañía de su amigo Rabí Aniel de Polinguiros, traía un caracol, y su lazarillo una redonda hueva de pescado.
Por su parte, Rabí David de Kilkis, el albino, halló una cinta de poseidonia trasparente entre las piedras lavadas por el mar.
Rabí Yanis Yojanani de Xance, que tenía muy buena vista, encontró un diminuto cangrejo violeta, inofensivo y acre como su refugio de algas.
En cuanto a Rabí Mordejai, famoso por su torpeza, escogió una piedra perforada para no tener que buscar demasiado, mientras que Rabí Eliahu de Tasos, pescador de profesión, trajo una esfera de arena apelmazada.
Isaías de Lemnos, de baja estatura y sonrisa constante, descubrió un murex erizado de espinas y lo guardó en el bolsillo para exhibirlo ante su maestro.
Finalmente, Uriel de Edesa encontró el espinazo de un pequeño tiburón. Estaba seguro de que la seca arquitectura haría las delicias de Rabí Eliezer.
Dispusieron los diez fragmentos de belleza solicitados por el maestro en la encalada terraza de su casa y esperaron, inquietos, su juicio.
- Explicadme, ahora -dijo el maestro- por qué habéis escogido lo que habéis escogido.
Adelantándose a todos, Rabí Naftali Pidión dijo, morando el trozo de coral:
- Un pueblo minúsculo vive bajo las aguas, y entre sus casas de calcio y ramas de colores, deja vivir. Así de bello querría nuestro destino.
El maestro no se inmutó, esperando la segunda explicación:
- La transparencia de esta alga es la mejor de las virtudes -dijo Rabí David de Kilkis-, pues casi no tiene revés. Deja ver lo mismo que ve y sus bordes son justos y paralelos. Así de hermoso querría nuestro carácter.
- Aquello que el viento dispersa -aclaró Eliahu de Tasos-, si tiene voluntad de volver a unirse, hace de la esfera la más perfecta de las formas. Así también querría que nuestras familias se mantuviesen juntas y en paz.
- Este murex solía servir para teñir de púrpura la capa de los reyes -comentó Isaías de Lemnos-, y aún muerto, aún vacío rasga con sus espinas el espacio de nuestra admiración. Que sea así nuestra belleza, real y punzante, áspera y exacta.
El maestro los miraba con picardía, como si estuviera aguardando a que sus discípulos dijeran cada uno lo suyo para medir así sus talentos y pericias, su sensibilidad y capacidad expresiva.
- Esta piedra agujereada -dijo el perezoso Mordejai- puede servir como cuenta de collar o pesa. Así deseo yo que lo bello no esté separado de lo útil.
Llegado este momento, Rabí Yanis Yojanani de Xanze extrajo su pequeño cangrejo violeta y enunció:
- Para atrás o para delante, pequeño o grande -sentenció-, que, como la caparazón de esta criatura, siempre brille entre nosotros el tono vespertino del Génesis.
Entonces se adelantó Alexis Moshé y, blandiendo su hallazgo, dijo:
- Que, al igual que el océano a esa esponja, el tiempo nos atraviese y deje en nuestros corazones chispas de eternidad. Suave es lo profundo, y flexible.
Rabí Aniel de Polinguiros alzó su hueva de pescado, no dijo nada y lloró lágrimas silenciosas cuando el viejo a quien servía de guía, Abraham Herrera Sofer, mostrando el hueco de entrada del pequeño caracol, dijo:
- Así de oscuro es mi interior. Pero sé que el afuera se baña todo el tiempo en la luz del Altísimo, alabada sea su incansable belleza.
Uriel de Edesa se adelantó y, mostrando el esqueleto de tiburón, exclamó:
- Espina o hueso, ruina o sombra de ruina, morir es abandonar una jaula; vivir, envasar promesas y sueños. Que, incluso idos al otro mundo, quede en éste un signo de nuestra resistencia, un símbolo de nuestra continuidad.
Habiendo oído a cada uno de sus discípulos, el maestro se adelantó y dijo:
- Reunid ahora los fragmentos, acercadlos unos a otros y veréis que la belleza que evocan es mayor que la suma de sus formas. Como dice el Sefer yetzirá: "Dios es el lugar del mundo, pero el mundo no es su lugar". Buscar la hermosura y dar con sus reflejos es sólo una parte minúscula de la belleza inhallable. Así también, lo que os ha dejado el mar es aquello de lo que prescinden sus olas. Muy adentro, en cambio, muy oscuro y mas espléndido aún, palpita aquello que lo produjo.